Buenos Aires, 13 ago (EFE).- Argentina vive un «boom» del litio, con dos proyectos en marcha y otros 41 en cartera, un escenario que promete multiplicar la capacidad productiva y exportadora del país en un mercado en el que ya uno de los principales jugadores mundiales.

Los dos salares que Argentina tiene en operación -Olaroz (participado por la australiana Orocobre, la japonesa Toyota y la local Jemse) y Fénix (de la estadounidense Livent)- representan el 7 % de la producción mundial, por detrás de Australia (61 %) y Chile (16 %).

Argentina posee el 12 % de las reservas y el 23 % de los recursos mundiales de litio, pero estos últimos vienen en sostenido aumento -han crecido un 97 % en los últimos tres años- gracias a la «fiebre» exploratoria del «oro blanco».

«Se están incrementando mucho los recursos medidos porque hay una verdadera explosión de la actividad de exploración. Los presupuestos exploratorios para el litio aumentaron más del 900 % en los últimos tres años», explica la secretaria de Política Minera de Argentina, Carolina Sánchez, en una entrevista con Efe.

Las inversiones ascendieron en 2018 a 241 millones de dólares y llegarán este año a 260 millones, pero se espera que experimenten un fuerte aumento porque los proyectos en cartera suman cerca de 40 y, de avanzar hacia la fase de producción, demandarán numerosos desembolsos.

Los dos salares en producción están ya en fase de expansión para duplicar su actual capacidad y otros dos proyectos -Cauchari-Olaroz y Centenario Ratones- están en etapa de construcción y entrarían en operación en 2020 y 2021.

Otros 16 proyectos están en fases intermedias que van desde la exploración avanzada a operar con una planta piloto, y podrían entrar en producción entre 2020 y 2025.

Además, hay otros 23 proyectos en fase de exploración inicial.

Con esta cartera de iniciativas, las perspectivas para Argentina son prometedoras.

De acuerdo a las proyecciones oficiales, con un escenario básico de cuatro proyectos en operación, el país podría alcanzar en 2024 exportaciones de litio por 1.200 millones de dólares e inversiones en el sector por 1.442 millones de dólares, aunque otros escenarios potenciales triplican esas cifras.

Según Sánchez, con este horizonte Argentina podrá «estar peleando la segunda posición con Chile».

No obstante, matiza que todos los grandes proveedores mundiales van a seguir creciendo gracias a una demanda sostenida que viene, especialmente, de los fabricantes de baterías para productos electrónicos y vehículos eléctricos.

Casi el 100 % del carbonato de litio que se extrae de los salares y sus derivados químicos, hidróxido y cloruro de litio, se exportan a China, EEUU, Japón y Corea del Sur, donde están los grandes fabricantes de baterías.

Para explicar las razones de este «boom», Sánchez apunta que Argentina cuenta con una muy buena calidad de recursos en sus salares, lo que reduce los costes de producción y aumenta la competitividad de los proyectos.

«Además hay un marco legal e institucional que funciona y da certidumbre a los inversores», asegura Sánchez, quien recuerda que el sector de litio está amparado por una ley de promoción de las inversiones mineras que otorga estabilidad fiscal durante treinta años.

Según datos de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, los seis proyectos más avanzados, que suman anuncios de inversión por 2.600 millones de dólares, aumentarían en un 450 % la capacidad de producción de litio del país de aquí al 2021.

«De concretarse al menos nueve proyectos de aquí a 2024, la producción de Argentina se incrementaría por diez», ha señalado a Efe Alejandro Ovando, director de IES Consultores, especializada en sectores como la minería, entre otros.

Ovando explica que el litio es «muy rentable», requiere mucho menor volumen de inversión que las operaciones metalíferas, como las de oro o cobre, y necesita plazos menores para la entrada en producción de los proyectos.

El litio incluso ha despertado el interés de firma petroleras.

YPF, controlada por el Estado y la mayor productora de hidrocarburos del país, ha manifestado públicamente su interés por este segmento, mientras que la privada Pluspetrol adquirió a principios de este año las participaciones de la canadiense LSC Lithium en tres proyectos de exploración en el norte del país.

«Las petroleras buscan agregar valor. Las estaciones de servicio (gasolineras) en un futuro tendrán cargadores de baterías. A nivel mundial hay un crecimiento del 12 % anual de las ventas de autos eléctricos y las petroleras no quieren perder ese negocio. Es el futuro», afirma Ovando.

 

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