IR CON LA HISTORIA DE AFP Un par de gigantescos camiones Komatsu 930 y 330 toneladas métricas llegan a la mina de cobre de Chuquicamata, en la ciudad desértica de Calama, 1000 km al norte de Santiago, Chile, 25 de octubre de 2005. Chuquicamata, la mina a cielo abierto más grande del mundo, tiene 4.3 km de largo , 3 km de ancho y 825 m de profundidad. Al igual que las otras empresas mineras en Chile, fue nacionalizada en 1971 por el fallecido presidente chileno Salvador Allende. AFP FOTO MARTIN BERNETTI

 

La actividad económica de Chile aumentó un 2,3% en mayo respecto al mismo mes del año anterior, dijo el viernes el banco central, ya que el sector minero crucial del principal productor de cobre continuó retrasado.

El índice de actividad económica IMACEC abarca aproximadamente el 90% de la economía registrada en cifras del producto interno bruto.

La actividad minera en mayo cayó un 2,3% en comparación con el mismo mes de 20

 

18, ya que el sector siguió enfrentándose a la caída de las leyes de mineral en sus depósitos más grandes.
La actividad no minera creció un 2,8%, según el banco.

 

 

 

 

 

 

Southern Copper ha informado que Tía María es el puntal de su nuevo crecimiento como empresa en el Perú y que este proyecto, de materializarse, ayudará a que sus otros grandes planes mineros también salten al escenario. Uno de ellos es Michiquillay, asentado en la región de Cajamarca, en la localidad de La Encañada.

Michiquillay es uno de los proyectos mineros más importantes del país. Está constituido por un yacimiento cuprífero con más de 1,100 millones de toneladas de recursos de mineral y una potencial producción anual de 240,000 toneladas de cobre fino. Southern conoce desde ya todo eso pero necesita saber más sobre el yacimiento.

A inicios de 2018, el brazo minero de Grupo México ganó la licitación del proyecto minero al presentar un mayor precio de transferencia (US$ 400 millones) y mayor pago de regalías (3%). Y recientemente se ha embarcado en el sondaje del depósito. Southern, ha trascendido, destinará alrededor de US$50 millones a estas labores de explración para los próximos dos años.

Los Chancas y Michiquillay, los proyectos que convertirían a Southern en rey del cobre en 2025

Con todo, este medio ha tenido acceso a uno de los últimos procesos planeados por Southern para avanzar con los estudios geológicos en Michiquillay. Una fuente familiarizada con el asunto sostiene la minera ha emprendido desde ya el Estudio de Impacto Ambiental Semidetallado de Michiquillay.

Según esta misma fuente, los trabajos consisten en la “habilitación de 140 plataformas de perforación para 140 sondajes diamantinos”. Cada una de las perforaciones deberá alcanzar los 500 metros de profundidad en promedio. Southern, para estos trabajos, planea utilizar seis máquinas perforadoras.

Raúl Jacob, vicepresidente de Finanzas de la minera Southern, que tiene en planes inverisones por alrededor de US$8,000 millones para convertirse en una de las tres productoras de cobre más grandes del mundo desde la próxima década, asevera que la compañía ha delimitado los desembolsos de Capex para hasta el 2022.

Para este año, Southern tiene un presupuestado un Capex de US$1,800 millones (US$300 millones se destinarán al desarrollo de Tía María) y para el 2020 “estamos considerando”, dijo Rául Jacob, unos U$2,100 millones, US$2,900 millones para 2021 y US$2,500 millones para el 2022.

Southern amenaza con convertirse en el próximo emperador del cobre con una producción similar o superior a la del gigante chileno Codelco para el 2025, al proponerse alcanzar los 1.5 millones de toneladas de producción anual para ese entonces.

Son cuatro principalmente los proyectos que incluye la minera del Grupo México para realizar este cálculo. Uno de ellos es El Pilar (México), que aportará 40,000 toneladas anuales y otro es El Arco (México) con una contribución de 250,000 toneladas. Los otros dos con los que cuenta la empresa son Los Chancas (150,000 toneladas), en Apurímac, y Michiquillay (240,000), en Cajamarca.

 

 

 

 

 

La hora de Tía María

 

El proyecto minero Tía María, ha protagonizado una serie de conflictos que resultaron en su paralización durante los últimos cuatro años. El pico de las tensiones se registró entre los años 2011 y 2015, con un total de cinco personas perdiendo la vida en el marco de las protestas que procuraban que la mina no se construya, en gran medida por los perjuicios ambientales que algunos aseguraban podía traer consigo.

La importancia del proyecto para la economía peruana y, por ende, los efectos negativos de su paralización, resultan innegables. Tía Maríarepresenta una inversión de US$1.400 millones, lo que se traduce en un crecimiento del PBI de 0,4%. Su ejecución se torna aun más significativa considerando que nuestra economía no alcanzará la proyección de crecimiento de 4% planteada originalmente para este año, por lo que urge encontrar nuevos motores de desarrollo.

 

Es por ello positivo que, hace unos días, el ministro de Economía, Carlos Oliva, haya asegurado que las “condiciones están dadas” para que la licencia de construcción del proyecto sea otorgada a Southern Perú, el último requisito para que Tía María pueda, finalmente, entrar en producción. Un hecho que resulta particularmente importante, al tomar en cuenta que el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto –aprobado por el Estado en el 2014 luego de ser sometido a una serie de subsanaciones– está a menos de un mes de vencerse. Si Tía María no cuenta con dicha licencia antes del 1 de agosto, tendrá que rehacer el proceso de obtención de EIA, y el inicio de sus operaciones se tornará aun más lejano.

Es evidente que el otorgamiento de la licencia de construcción no eliminará las tensiones que aún existen en torno al proyecto de parte de los ciudadanos que viven en las zonas aledañas a la mina. Será crucial que se continúe escuchando y entendiendo las preocupaciones persistentes, con el fin de socializar el proyecto y evitar futuros conflictos –en este punto, Raúl Jacob, vicepresidente de Finanzas de Southern Perú, ha adelantado que aún con la licencia otorgada, el inicio del proyecto se dará “cuando estén dadas las condiciones adecuadas”–. Dicho esto, se deberá también tener cuidado de no condicionar el destino de Tía María a la obtención de la “licencia social”, un concepto amplio que, por su imprecisión, podría plantear exigencias ambiguas y difíciles de cumplir.

 

El desenlace de esta situación, además, no solo involucra el dinero que Tía María pueda traer: también tendrá un impacto en la suerte de muchas otras inversiones que puedan darse en el Perú. Pues si una empresa ha cumplido con todos los requisitos que la ley exige para poder trabajar en el país y, aun así, el Estado no emite el permiso para que pueda iniciar sus actividades, cualquier inversión que se pretenda en este campo podría ser interpretada como un salto al vacío. No hay que olvidar que el gobierno tiene la responsabilidad de garantizar un ambiente de negocio donde prime la predictibilidad y donde los funcionarios públicos estén conscientes de la importancia de respetar el marco institucional, sin que exista una amenaza constante de que, de un momento a otro, las condiciones puedan cambiar en perjuicio de las empresas.

En suma, es una buena noticia que desde el Ejecutivo se indique la voluntad de llevar a cabo un proyecto minero de la envergadura de Tía María. Es el momento para que esta voluntad se haga finalmente realidad.

 

 

 

 

Accidente en mina de Glencore en Congo cobra la vida de

43 trabajadores

 

 

 

 

Un accidente en una mina de cobre y cobalto propiedad de la multinacional británica-suiza Glencore en la República Democrática del Congo mató a 43 mineros ilegales el 27 de junio de 2019.

Los mineros murieron luego de que dos galerías con vista a las áreas de extracción se derrumbaron en la mina, operada por la subsidiaria de Glencore Kamoto Copper Company (KCC).

Según Glencore, las concesiones mineras industriales de la compañía en el área de Kolwezi son utilizadas por un promedio de 2,000 mineros artesanales ilegales por día, lo que, según afirma.

El consultor de la industria minera Patrick Hickey dijo a Reuters: «Si las personas no tienen trabajo o una industria, dependen de esta actividad.

“Donde puedes cercar el sitio de la mina, lo haces. Donde no puedes, intentas usar seguridad. Pero es difícil”, agregó.

Las acciones en Glencore cayeron alrededor de 5.14% después de que surgió la noticia del accidente.

En un comunicado, KCC dijo: «KCC exhorta a todos los mineros ilegales a que dejen de poner en riesgo sus vidas al entrar sin autorización en un sitio industrial importante. La empresa esta haciendo todo lo posible para ayudar he informar a las comunidades de los peligros asociados con el ingreso ilegal en las principales concesiones industriales.

“La seguridad y protección de sus empleados, contratistas y comunidades anfitrionas es de suma importancia para KCC.

La compañía se compromete a actuar responsablemente de una manera que respete los derechos humanos y de conformidad con sus compromisos con los Principios Voluntarios sobre Seguridad y Derechos Humanos».

En conversación telefónica, la activista de Amnistía Internacional, Lauren Armistead, dijo a Tiempo Minero: “Estos mineros artesanos van a hacer estas concesiones a la mía porque no hay espacio autorizado, regulado, viable para la mina. Hay miles de mineros artesanales regulares, y a muchas personas les proporciona un medio de vida”.

“Realmente queremos ver que el gobierno de la RDC regularice las zonas mineras no autorizadas donde sea posible, pero también cree nuevas zonas mineras artesanales para que pueda proporcionar una forma de vida viable y de supervivencia para las miles de personas que dependen de ella.

«Este accidente en Glencore y el reciente despliegue de militares en la mina Tenke Fungurume en el sur de la RDC son síntomas de un problema estructural más grande».